Según publicó el sitio En Plenitud, en la vida hay conductas donde la obtención del placer depende del funcionamiento de los órganos genitales (genitalidad). Pero hay otra serie de excitaciones enraizadas en la infancia como por ejemplo: tocar y ser tocado, acariciar y ser acariciado, mirar y ser mirado, buscar y ser buscado, intimidad y comprensión que producen un placer que no se reduce a la satisfacción de una necesidad fisiológica primaria. Este erotismo puede estar o no presente en la actividad genital.
Por alguna causa el imaginario social no asocia a los mayores con el sexo. Profesionales destacan el hecho de que la genitalidad es sólo una parte de la sexualidad, que no tiene límites para su exteriorización y que estará con nosotros hasta la muerte y que podrá saciarse, aumentar, disminuir o desplazarse.
Así y todo, el deseo no se interrumpe nunca, ya sea porque se manifiesta en busca de la descarga de tensión, en el placer con el otro, en una afirmación de sí mismo, o todos estos fines juntos. Sólo la represión interna o cultural la distorsiona ocasionando graves trastornos en los mayores, privados del deseo de desear y sometidos a nuestras creencias prejuiciosas sobre ellos.
Sobre la premisa de que la erección, el coito y el orgasmo son hechos deseables pero no son los únicos necesarios para alcanzar placer, los que saben aseguran que quienes soportan una disminución o desaparición de sus funciones genitales no son por ello asexuados y deberán realizar su sexualidad a pesar de las limitaciones.
Estudios recientes informan que los mayores pueden sentir placer y llegar a la eyaculación sin tener erección, y otro estudio muestra que el 25% de los hombres se masturba sin llegar a la erección.
Para la mayoría de estas personas, según los investigadores, las caricias, los besos y otras formas de contacto corporal, resultan ser placenteros y son aspectos mucho más valorables en sus relaciones íntimas.
Las experiencias muestran que muchos hombres prefieren el sexo oral al coito, a pesar de que este es considerado más importante en lo que hace a su masculinidad.
En tanto, las mujeres disfrutan más del pre y post juego que del coito per sé. Y la práctica masturbatoria entre los mayores sin pareja es una creciente y aceptable forma de sexualidad.
Los expertos acuerdan con que la masturbación es una actividad saludable que puede reducir los sentimientos de frustración y soledad. A pesar de que la culpa es considerable al realizarla, este factor fue decreciendo con la popularización de la masturbación, a partir de las terapias sexuales y del movimiento feminista.