Lo del miércoles en el Congreso fue maravilloso. Ver a Julio de Vido abrazándose con 95 legisladores que responden a los gobernadores de las provincias que se robaron el país durante el kirchnerismo, los mismos que evitaron su destitución, más por temor a ir presos ellos que por lealtad o convicción, era como estar ante una obra maestra del neorrealismo italiano.
«Argentina es fascinante. Se come igual o mejor que en Italia, las mujeres son de las más bellas del mundo, las locaciones son únicas, es la Europa de Sudamérica, y cuando vas al cine y está lleno, le podés dar una coima al de la puerta y te sienta en el medio de la sala al lado del pasillo» dice entre sorbos y risas. «Cuando empecé a estudiar el fenómeno del peronismo, el entramado de sus sindicatos, el modus operandi extorsivo que tienen las organizaciones sociales, la privatización de los derechos humanos y el sistema judicial absolutamente corrompido, fue cuando decidí volver a ver la trilogía del Padrino y me remontó a la primera vez que vi Bambi».